IDOLOS ETERNOS: HUEVOS Y GOL - GIUNTA Y EL MANTECA MARTINEZ - HEROES VERDADEROS

HEROES BOQUENSES

HEROES VERDADEROS DEL
BOCA DE TODOS LOS TIEMPOS

SERGIO DANIEL " MANTECA MARTINEZ"

BLAS GIUNTA

NACIONAL ENTRE LOS 4 MEJORES DE AMERICA - SALUD NACIONAL!!!

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Nacional sufrió una barbaridad pero pasó. Jugó muy mal arriba y Palmeiras lo apretó en su área. Pero dejó el alma y tuvo la personalidad y el orden para borrar un karma: meter un equipo uruguayo en las semifinales de la Libertadores depués de 20 años. Ahora a esperar rival.

Aunque era la vuelta de los cuartos, fue una final. Quedó claro en el ambiente: el Centenario repleto recibió a Nacional con una cortina de serpentinas blancas alumbradas en incontables bengalas. Quedó claro también en el espíritu del equipo brasilero, que jugó todas las cábalas (como la toalla misteriosa a un costado del arco de Marcos) y convirtió el banco de suplentes en una Iglesia de tanto rezo.

Después quedó más que claro en el partido. Físico, peleado, jugado a muerte, con la zozobra flotando en el aire. Este Palmeiras es lo más gaúcho que hay en Brasil: deja la vida en cada pelota, no achica con nada y hasta se atreve a meter una marca personal como la de Pierre sobre Lodeiro. Con el talento local ahogado, la visita fue ganando la parada en la cancha. Hizo retroceder a OJ Morales y convirtió a Arismendi en un valor intrascendente: tirado a la derecha el "Mama" sufrió el cambio de posición pero sobre todo las subidas de Armero, el mejor de la cancha.

Además, la línea de tres de Pelusso osucreció el panorama. En lugar de solucionar, complicó. Matías Rodríguez se iba muy arriba, con ganas pero sin eficiencia. El hueco lo aprovechaban los brasileros, que se cansaron de ir por ese lado. Victorino tampoco estaba fino y entonces el aguante quedó en manos de Coates y las manos de Muñoz. El pibe fue otra vez figura, pero de tanto que lo atacaron terminó haciendo un penal muy clarito que Vera no cobró.

El ecuatoriano nubló la mirada a propósito: unos minutos antes se comió una mano clarísima en la otra área, tras un tiro de Lodeiro. Fue lo más cerca al gol que estuvo Nacional en todo el primer tiempo, y fue gracias a la pegada de Domínguez. El Bolso estuvo irritado con la pelota y se limitó a buscar faltas para la zurda del argentino. Los jugadores estaban rígidos y la tensión era lógica, con un estadio a full que pedía una histórica clasificación a semis.

Nacional se sacó esa tensión corriendo y metiendo, pero no jugando. La ventaja conseguida en San Pablo jugó su papel inconscientemente, porque antes del partido Pelusso dejó en claro que la idea no era defender el resultado. Pero con el paso de los minutos ese pensamiento quedó perdido en la noche. Por eso el 0-0 se convirtió en el objetivo prioritario cuando se dio cuenta que ya era muy tarde para jugar: Medina y Biscayzacú no agarraban una y Lodeiro las perdía todas. Entonces, a usar la inteligencia: línea de 5, los dos laterales atados atrás de la mitad de cancha y a consumir el tiempo. Lo jugó como una final, olvidándose del toque y acordándose del corazón.

Pero tuvo la paciencia (y sapiencia) para no pasarse de la raya, guardando en el vestuario ese gen tan uruguayo llamado arrebato. Salvo una patada a destiempo de Matías Rodríguez o una salida muy en falso de Muñoz, el Bolso nunca se desesperó y mantuvo un orden. Esa disciplina táctica fue su gran mérito porque Palmeiras no supo cómo entrar; ni siquiera tuvo espacio para que Cleiton o Souza soltaran unas de sus bombas de media distancia.

El Verdao se adueñó de la bola y buscó como pudo, encendido por el movimiento de piezas del inquieto Luxemburgo. Pero nunca encontró el fútbol ni tampoco a Dios para que lo ayudara: en la hora Obina tuvo el cabezazo de la clasificación, pero quedó mirando al cielo pidiendo una explicación por la diferencia de centímetros. Enseguida el "Morro", que entró preciso como en Brasil, pudo liquidar la historia con tres dedos de antología que casi terminan con la cadera de Marcos. Pero el partido no quería terminarse sin el silbato del árbitro. Por eso la pelota se fue afuera y todo duró hasta la última jugada, con Marcos buscando el cabezazo heroico y Pelusso al borde del desmayo.

Nacional pasó de llave y se sacó una mochila de encima. Una mochila que cargaba todo el país y que el jueves Defensor puede terminar de escupir. No hubo fútbol porque una final así no lo permitía demasiado, y sí hubo errores que deben mejorarse para mantener el sueño despierto. Pero ya habrá tiempo para las soluciones. Hoy Nacional está en las semifinales de la Libertadores y es noticia en el continente. Es que avanza raspando...la gloria.

Nacional: Rodrigo Muñoz, Mauricio Victorino, Sebastián Coates, Adrián Romero, Matías Rodríguez, Oscar Javier Morales, Diego Arismendi, Federico Domínguez, Nicolás Lodeiro (90´Mauricio Pereyra), Gustavo Bizcayzacú (58´Santiago García), Alexander Medina (87´Ángel Morales)

DT: Gerardo Pelusso

Palmeiras: Marcos, Mauricio Ramos, Danilo, Marcao (64´Obina), Wendell (69´de Souza), Pierre, Cleiton Xavier, Diego Souza, Pablo Armero, Willians (55´Ortigoza), Keirrison

DT: Vanderlei Luxemburgo

Jueces: Carlos Vera, Juan Cedeño y Luis Alvarado (Ecuador)

Cancha: Estadio Centenario