Una Mouche en la sopa
Aunque juegan con mayoría de pibes, los de Ischia vuelven a ganar en el Superclásico. Mouche la metió sobre el final del primer tiempo después de que durmió la defensa de River. Hubo juego muy brusco durante todo el primer tiempo y el árbitro les perdonó la expulsión a Galmarini, Viatri y Ahumada, que sacó de la cancha a Chávez.
Parada difícil para River en Mendoza. Un Superclásico siempre es una parada difícil, pero como Boca todavía festejaba la victoria conseguida en Mar del Plata y su entrenador, Carlos Ischia, desde el juego verbal en la semana le había bajado la cotización al duelo, para el campeón del Apertura y del Pentagonal de verano la Copa Ciudad de Mendoza tenía mucho más valor para los de Néstor Gorosito. No sólo con sus declaraciones Ischia comenzó a ganar el clásico, sino también desde el planteo. El técnico de Boca les sacó presión a sus jugadores y puso al piberío, mientras que Pipo, urgido, tuvo que alinear a los titulares. Fue mucho más Boca en el primer tiempo. Desde el planteo propio, los errores en el ajeno y, sobre todo, desde la actitud de sus jugadores. La pelota y el campo fueron de Boca. Porque Monzón y Sauro en el fondo estuvieron imparables ante los intrascendentes Falcao y Rosales. Porque Forlín se plantó bien de cinco y porque Gracián y Nico Gaitán le ganaron las espaldas casi siempre a los dos volantes centrales de River, Domingo y Ahumada. Pero el máximo error que cometió River y Gorosito, fue en los laterales. Ferrari por izquierda y Galmarini de cuatro. Lapidario. Mouche le ganó una y mil veces el duelo al ex Tigre. Quedó mano a mano tres veces con Ojeda. La primera la desperdició con un zurdazo que se fue lejos, la segunda, a los 28, intentó picarla, pero Ojeda atenazó el balón. Y la tercera cumplió con el famoso axioma y fue la vencida: gol. En el último minuto de juego, Gracián acumuló marcas y descargó bárbaro para el pique de Mouche (habilitado por Ferrari en el otro costado). Encaró a Ojeda y tocó de zurda al primer palo para establecer el 1-0, merecido para los de Ischia. River otra vez jugó muy mal. La única vez que remató al arco fue a través de Abelairas a los 37, un disparo que se fue muy lejos. Roberto Abbondanzieri, en su regreso, fue un espectador de lujo. En medio de la supremacía de Boca y del pobre desempeño Millonario hubo mucho roce. Se jugó a todo o nada, pero con un saldo negativo. Patadón de Galmarini a Chávez que debió ser roja, codazo de Viatri a Quiroga, manotazo de Ahumada a Mouche y codazo de Ahumada al Pochi, que le provocó un hundimiento en el pómulo derecho y debió dejarle su lugar a Fondacaro. Pezzotta, flojo.
Parada difícil para River en Mendoza. Un Superclásico siempre es una parada difícil, pero como Boca todavía festejaba la victoria conseguida en Mar del Plata y su entrenador, Carlos Ischia, desde el juego verbal en la semana le había bajado la cotización al duelo, para el campeón del Apertura y del Pentagonal de verano la Copa Ciudad de Mendoza tenía mucho más valor para los de Néstor Gorosito. No sólo con sus declaraciones Ischia comenzó a ganar el clásico, sino también desde el planteo. El técnico de Boca les sacó presión a sus jugadores y puso al piberío, mientras que Pipo, urgido, tuvo que alinear a los titulares. Fue mucho más Boca en el primer tiempo. Desde el planteo propio, los errores en el ajeno y, sobre todo, desde la actitud de sus jugadores. La pelota y el campo fueron de Boca. Porque Monzón y Sauro en el fondo estuvieron imparables ante los intrascendentes Falcao y Rosales. Porque Forlín se plantó bien de cinco y porque Gracián y Nico Gaitán le ganaron las espaldas casi siempre a los dos volantes centrales de River, Domingo y Ahumada. Pero el máximo error que cometió River y Gorosito, fue en los laterales. Ferrari por izquierda y Galmarini de cuatro. Lapidario. Mouche le ganó una y mil veces el duelo al ex Tigre. Quedó mano a mano tres veces con Ojeda. La primera la desperdició con un zurdazo que se fue lejos, la segunda, a los 28, intentó picarla, pero Ojeda atenazó el balón. Y la tercera cumplió con el famoso axioma y fue la vencida: gol. En el último minuto de juego, Gracián acumuló marcas y descargó bárbaro para el pique de Mouche (habilitado por Ferrari en el otro costado). Encaró a Ojeda y tocó de zurda al primer palo para establecer el 1-0, merecido para los de Ischia. River otra vez jugó muy mal. La única vez que remató al arco fue a través de Abelairas a los 37, un disparo que se fue muy lejos. Roberto Abbondanzieri, en su regreso, fue un espectador de lujo. En medio de la supremacía de Boca y del pobre desempeño Millonario hubo mucho roce. Se jugó a todo o nada, pero con un saldo negativo. Patadón de Galmarini a Chávez que debió ser roja, codazo de Viatri a Quiroga, manotazo de Ahumada a Mouche y codazo de Ahumada al Pochi, que le provocó un hundimiento en el pómulo derecho y debió dejarle su lugar a Fondacaro. Pezzotta, flojo.
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